domingo, 16 de octubre de 2011

Trabajo de Campo

Bibligrafía 1: Cirrosis 27/10/2011
Lam.E, Lombard.M. Hígado. En: Lo esencial en gastroenterología. 1ªed. Madrid: Harcourt. 2000: 151-182.
En este libro se trata una gran variedad de problemas del tipo gástrico, intestinal y hepático. En el caso de la cirrosis presenta lo etiología y patogenia, las pruebas diagnósticas a tener en cuenta en una persona que puede padecer cirrosis, complicaciones que pueden aparecer, y enfermedades que más frecuentemente causan cirrosis, entre otros contenidos.
La cirrosis hepática es el resultado de la necrosis celular, seguida de fibrosa y regeneración, de ahí la formación de nódulos. La causa más frecuente de cirrosis es la Hepatitis B (en este caso se clasifica como cirrosis macronodular), en el mundo occidental es el alcohol la principal causa (y se denomina en este caso micronodular). De los dos tipos macronodular y micronodular, también puede aparecer un cuadro mixto.
En la bioquímica se podrán observar las enzimas hepáticas variar anormalmente, y también se reduce el sodio y la albúmina, y un ligero aumento de las transaminasas y la fosfatasa alcalina, en el recuento sanguíneo puede aparecer anemia como consecuencia de las hemorragias por las varices, déficit vitamínico, coagulopatía, la ecografía mostrará cambios grasos, una endoscopia puede mostrar varices y permite tratarlas.
La mayoría de las veces la cirrosis es el estadio final de las enfermedades hepáticas progresivas, por si misma suele ser asintomática y los síntomas que pueden aparecer se deben a la enfermedad hepática asociada o por la complicación del problema cirrótico. Algunas de las manifestaciones que se pueden dar son: ascitis (retención de líquidos en el abdomen), hepatomegalia (si hay hipertensión portal), en la piel puede aparecer ictericia, eritema palmar, hematomas ante traumatismos mínimos, también pueden haber manifestaciones endocrinas como son la pérdida del cabello, atrofia testicular, aumento del tamaño parotídeo, amenorrea. Las manifestaciones neurológicas comprenden somnolencia, confusión,…
Complicaciones que pueden aparecer: hipertensión portal, ascitis, encefalopatía hepática, síndrome hepatorrenal, carcinoma hepatocelular, y las varices esofágicas y gástricas es la principal complicación de la cirrosis sea cual sea su causa.

 Bibliografía 2: Diagnóstico y pronóstico de la cirrosis. 04/11/2011
Stoelting RK, Dierdorf SF. Enfermedades de hígado y del tracto biliar. En: Anestesia y enfermedad coexistente. 4ª ed. España: Elvesier; 2003: 299-325.
He elegido este libro porque explica de forma general y precisa, las pruebas más específicas para establecer el diagnóstico de la cirrosis hepática.
El diagnóstico de la cirrosis conlleva la valoración clínica del paciente, analítica y algunas pruebas de imagen.
 Exploración física para detectar anomalias en la forma, tamaño del hígado y de otras estructuras como el bazo, valorar la presencia de ascitis, o anomalías en las uñas y en la piel,... Análisis de sangre.
 Pronóstico. La supervivencia de un paciente con cirrosis hepática compensada es relativamente prolongada. El 50% de los enfermos continúan vivos diez años después del diagnóstico. Sin embargo, una vez que han aparecido complicaciones relacionadas con la enfermedad, el pronóstico es malo a corto plazo, y en este caso el deterioro es más rápido. La probabilidad de sobrevivir tres años después de la descompensación de la enfermedad es alrededor del 30%. Las causas más frecuentes de muerte son: hemorragia digestiva, infecciones, cáncer primitivo de hígado, y insuficiencia hepática.

 Bibliografía 3: El tratamiento de la cirrosis. 07/11/2011
Claudino Botero. R. Cirrosis Hepática. En: Franco B. F, Sierra A. F. Gastroenterología y Hepatología. 5ª ed. Colombia: CIB; 2004: 205-217.
He escogido este libro porque explica de forma extensa y clara la cirrosis, en el caso del tratamiento presenta las principales modificaciones a realizar en la dieta y después pasa a tratar los tratamientos necesarios en cada una de las complicaciones que pueden surgir.
Existe una conducta extendida, de no insistir en la etiología ni en el estudio general del paciente con cirrosis, con el argumento de que hay poco que ofrecer, esto se debe abandonar ya que hay cirrosis con un pronóstico muy bueno cuando se modifica el factor etiológico o desencadenante. Además en el caso del trasplante hepático como medida definitiva se hace más importante conocer la etiología. Un factor muy importante en el tratamiento de la cirrosis es la individualización de éste, ya que podemos diferenciar diferentes tipos de tratamiento requeridos, según la causa de la enfermedad y el estadio en el que se encuentre.
El tratamiento para la cirrosis, más común (dentro de cada punto se podrá individualizar para cada paciente según necesidades) es:
Dieta:
·         El consumo adecuado de proteínas, a no ser que el paciente presente encefalopatía asociado con la elevación de amoniaco en sangre.
·         En ausencia de ascitis o edemas, no debe restringirse el sodio ni el agua.
·         No está  demostrado la necesidad de restricción de grasas, excepto en las cirrosis biliares, que frecuentemente presentan hiperlipemias.
·         Dieta alta en calcio para evitar osteoporosis.
·         No permitir la ingesta de alcohol.
Para el tratamiento de las complicaciones que pueden surgir en pacientes con cirrosis, las principales indicaciones son:
En hipertensión Portal: varices esofágicas
·         En primer lugar ante el sangrado es necesario realizar una endoscopia para ver el origen del sangrado. También será necesario el ingreso en cuidados intensivos, controlar las constantes hemodinámicas, y corregir las anomalías de la coagulación. Es recomendable la utilización de somastatina y escleroterapia. También la Ligadura.
·         Tratamiento preventivo: el resangrado por varices esofágicas o gastropatía hipertensiva puede realizarse con bloqueantes beta y/o nitratos.
Ascitis: El tratamiento debe ser médico y dirigido a modificar el balance de sodio.
·         Balance de sodio
·         Furosemida y espironolactona (diuréticos), es muy exitoso pero puede llevar a encefalopatías, hipocalcemia, hipercalcemia, síndrome hepatorrenal.
·         Actualmente se ha introducido la paracentesis (saca el líquido, añadir albúmina, solución salina,...), pueden surgir las mismas complicaciones que con los diuréticos.
Sindrome Hepatorrenal:
·         Llegado este punto es irreversible.
·         Importante corregir el posible déficit de líquido. En algunos casos es necesario el trasplante hepático. La utilidad de las derivaciones periyugulares y las prostaglandinas es controvertida.
Encefalopatía:
·         Dirigido a disminuir la producción de amoniaco por el tubo digestivo y eliminar o combatir la causa que lo produce.
·         En casos de sangrado digestivo: primero se debe controlar el sangrado y después administras laxantes, enemas evacuadores para evitar formar amoniaco como consecuencia de la sangre en el intestino.

 
Bibliografía 4: Cirrosis Hepática  21/11/2011
Rodríguez JM, Información y conocimientos del cuidador principal del paciente cirrótico. Nure Investigation [en línea] Marzo de 2005 [15 de Noviembre de 2011]; (13): 6. Disponible en:
www. funden.es
En la revista se muestran algunos conceptos generales de la cirrosis, así como las complicaciones que se pueden dar en el paciente cirrótico. También habla del tratamiento y de los cuidados que se deben realizar en este tipo de pacientes, pero no sólo habla de cuidados que la enfermera o el médico pueden proporcionar, sino que establece la necesidad del conocimiento de las complicaciones y los cuidados por parte del paciente y del cuidador, con el fin de que no se produzca un empeoramiento de la enfermedad. En el artículo también se expone un estudio realizado, cuyo objetivo era ver la influencia del cuidador en el paciente cirrótico, y también valorar la cantidad y calidad de información que tienen.
Resumen:
El carácter crónico y las complicaciones de la enfermedad, hacen en muchos casos que el Autocuidado del paciente no sea posible, por ello entre las intervenciones de enfermería se encuentra identificar un cuidador principal (la persona que pase más tiempo conviviendo con el paciente y le preste los cuidados necesarios para el mantenimiento de la salud), que sepa reconocer los trastornos propios de la cirrosis.
Una vez que la enfermedad ha sido diagnosticada será necesario dar una correcta información al paciente y al cuidador sobre los hábitos dietéticos, y sobre las medidas del control y observación necesarias.
Se realizó un estudio que consistía en el reparto de un cuestionario con preguntas referidas a diferentes actuaciones, sustancias (consumo de alcohol, sal,...) de la vida diaria que se pueden encontrar en relación con las complicaciones propias de la cirrosis. El principal resultado fue que el cuidador tiene una cierta repercusión en las complicaciones asociadas a la cirrosis. Además se mostró que el 45% de los cuidadores llevaban bien su rol, y el 25% no se sentía cansados, pero si demandaban ayuda externa. En general se tenían unos conocimientos básicos sobre la enfermedad.
Finalmente se acentúa la necesidad de proporcionar información adecuada y necesaria, así como educación para la salud, tanto para los pacientes como para sus cuidadores.
La biopsia hepática suele establecer de forma concluyente el diagnóstico de  cirrosis del hígado. La tomografía computerizada, la imagen de resonancia magnética, o la ecografía hepática con estudios de flujo Doppler pueden revelar anomalías que indiquen cirrosis (esplenomegalia, ascitis, superficie hepática irregular). La endoscopia gastrointestinal suele demostrar la presencia de varices esofágicas.
Arias Pérez J. Cirrosis, hipertensión portal, trastornos hepáticos. En: Enfermería médico quirúrgica T2. Madrid: Tébar; 2000: 155-169.
En este libro he extraído sobre todo información del pronóstico de un paciente con cirrosis, en el que se añaden algunas puntualizaciones a la información ya existente en el trabajo.

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